Novena en honor a Ntra. Sra. de la Cabeza.

DÍA PRIMERO

1.- Oración para todos los días.
Virgen Santísima de la Cabeza, Madre de Dios y de la Iglesia, que has querido establecer tu Santuario en esta Sierra Morena para auxilio de los cristianos, consuelo de los afligidos, refugió de los pecadores y aliento de los peregrinos y romeros, dígnate acoger con amor maternal las súplicas que durante esta novena te dirigen tus hijos y devotos. Y, pues, tu Hijo Jesucristo te constituyó Madre de todos los hombres, intercede ante Él para que sepamos caminar siempre como tú, siguiendo las huellas de tu Hijo hasta que alcancemos las cumbres de la gloria en compañía de tu Hijo que vive y reina con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

2.- Reflexión para el primer día: LA ANUNCIACION.
«He aquí la esclava del Señor: Hágase en mi según tu palabra» (Lucas, L 38).
En este episodio se pone de manifiesto la fe incondicional de María: se entrega por entero a los designios de Dios sobre ella. Dejemos que nos lo diga Juan Pablo II: « Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y se consagró totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona de su Hijo. Y este Hijo -como enseñan los Santos Padres- lo ha concebido en la mente antes que en el seno: precisamente por medio de la fe. Justamente por ello Isabel alaba a María: «feliz tú que has creído que se cumplirían las cosas que te fueron dichas por parte del Señor» (Redemptoris Mater, n.o 13).

3.- Preces.
Padre eterno, que por medio de tu Hijo, nacido de María, nos dijiste: Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, escucha las oraciones de tu pueblo que las pone en manos de Jesucristo, Hijo tuyo y de María.
– Por todos los creyentes en Cristo para que vivamos en consonancia con lo que creemos, roguemos al Señor.
– Para que, como María de Nazaret, guardemos tu Palabra y la meditemos en el silencio de la oración, roguemos al Señor.
– Para que todos los cristianos cultivemos más nuestra fe, estudiemos con entusiasmo los evangelios y, en definitiva, conozcamos mejor a Cristo, roguemos al Señor.
– Por todos los que celebramos esta novena para que estemos siempre dispuestos a seguir los caminos del Señor por muy difíciles que resulten, roguemos al Señor.

4.- Oración final.
¡Qué difícil es a veces cumplir tu voluntad! !Que difícil nos resulta a veces casar nuestra fe con nuestra vida, con nuestros criterios y con nuestro modo de actuar! Pero queremos ser buenos hijos de Dios y de la Iglesia. Por eso te pedimos, Señor, que, por intercesión de María, Madre de tu Hijo y Madre espiritual nuestra, nos concedas las fuerzas necesarias para repetir con María: «He aquí la esclava del Señor: Hágase en mí según tu palabra». Por Cristo nuestro Señor. Amén.

DÍA SEGUNDO

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: NACIMIENTO DE JESÚS.
«Estando allí (en Belén) se cumplieron los días de su parto, y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el mesón» (Lucas 2,7). María es pobre. Por eso no hay sitio para ella en la posada La gente no quiere arriesgar ni comprometer su vida. A María no le importa su pobreza, ni los sacrificios que supone tener hijos fuera de su hogar natural. Lo que le importa es su maternidad. Por eso entrega su mente, su corazón, su alma, su feminidad, todo su ser de madre al niño Dios. Madre del Hijo humanado, hija del Padre y esposa del Espíritu Santo, ella se siente realizada como persona, como hija, como madre y esposa. Ella es la tierra fecunda de la que nace la nueva humanidad. Ella ha hecho posible que el Hijo de Dios tenga corazón y rostro humano. ¡Gracias, María, por ser mujer! ¡Gracias, María, por ser esposa! ¡Gracias, María, por ser Madre!

3.- Preces.
Oremos juntos al Señor Jesús, Hijo de Dios y de María, que quiso salvarnos y comunicarnos su vida divina haciéndose hombre y digamos: Que la llena de gracia interceda por nosotros.
– Por todos los emigrantes para que el Señor les conceda la gracia de perseverar en la fe cristiana: Que la llena de gracia interceda por nosotros.
– Por todos aquellos que no tienen ni casa, ni trabajo, ni hogar, para que sientan la ayuda divina y el amor fraterno de los hombres para solucionar estos problemas: Que la llena de gracia interceda por nosotros.
– Por los niños que son maltratados por sus padres para que puedan encontrar familias e instituciones que los acojan con amor y que defiendan sus derechos a la vida y a una educación digna: Que la llena de gracia interceda por nosotros.

4.- Oración final.
Padre Todopoderoso, que has escogido a una mujer para enviar a tu Hijo al mundo como Redentor y Creador de una nueva humanidad, concédenos tu espíritu para que, siguiendo los pasos de María de Nazaret, acojamos a todos tus hijos y colaboremos en la transformación de este mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DÍA TERCERO

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: MARÍA MUJER LIBERADA Y LIBERADORA.
«Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le: fueron dichas de parte del Seño7:..! y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha mirado la humilde condición de su sierva, desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Ha derribado a los poderosos de sus tronos y ha levantado a los humildes .» (Lucas 1, 45 y ss). María es bendita porque sobre ella se ha posado la fuerza de Dios. María se siente iluminada por el Espíritu y lanza a los cuatro vientos de la historia un grito profético inspirado en los salmos. Cuando María proclama que Dios ha derribado a los potentados de sus tronos y ha exaltado a los humildes, se está anticipando a la predicación de su Hijo. También Jesús dirá en el sermón de la montaña: «Dichosos los pobres porque de ellos es el Reino de Dios». Juan Pablo 11 nos dirá: «María está profundamente impregnada del espíritu de los pobres de Yavé, que en la oración de los salmos esperaban de Dios su salvación, poniendo en El toda su confianza. Ella, María, proclama la venida del «Mesías de los pobres». (Redemptoris Mater, 37).

3.- Preces.
Elevemos nuestras oraciones al Padre, por medio de su Hijo hecho hombre y nacido de María siempre Virgen:
– Por la Iglesia para que siguiendo el ejemplo de Cristo, el Ungido de Dios, se dedique a predicar la Buena Nueva del Evangelio de modo preferencial a los pobres y a los marginados por cualquier causa, roguemos al Señor.
– Por todos los pobres y abatidos de la tierra para que unidos al espíritu de María, trabajen en serio en su liberación integral, roguemos al Señor.
– Por todos los cristianos para que llevemos una vida testimonial y, en consecuencia, nos entreguemos con ahínco a instalar la paz, la justicia y el amor universal entre todos los hombres, roguemos al Señor.
– Para que el Señor, por intersección de María de la Cabeza, nos envíe muchas y santas vocaciones para la vida sacerdotal y religiosa, roguemos al Señor.

4.- Oración final.
Padre lleno de bondad, de quien procede la vida, nosotros te bendecimos porque has ocultado los misterios de tu Reino a los sabios y poderosos de este mundo y se los has revelado a la gente sencilla; dígnate ahora escuchar nuestras súplicas que ponemos en manos de María, Madre de tu Hijo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

DÍA CUARTO.

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: LAS BODAS DE CANÁ.
«Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que se hallaba la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. y como faltase vino, dijo María a su hijo: No tienen vino. Jesús contestó: ¿A ti ya mí qué nos va? Todavía no ha llegado mi hora. La madre dijo a los sirvientes: Haced lo que Él os diga. Apenas el maestresala gustó el agua hecha vino (sin saber de donde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua) llamó al novio y le dijo: Todos sirven primero el mejor vino y cuando se ha bebido bastante, el peor. Tú has guardado el buen vino hasta ahora. Así, en Caná de Galilea, dio Jesús principio a sus milagros, manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos» (Juan, 2, 11). «En esta página evangélica de Juan encontramos como un primer indicio de la verdad sobre la solicitud maternal de María. Esta verdad, ha encontrado su expresión en el magisterio del último concilio»… «La misión maternal de María hacia los hombres de ninguna manera oscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia» (LG. 60; RM, 22). Con estas palabras nos quiere decir el Papa que María intercede ante su Hijo, único Mediador entre Dios y los hombres, con una solicitud maternal de primer orden. ¿Cómo María va a quedar indiferente ante tanta tragedia humana? Ella está día y noche intercediendo por nosotros que gemimos y lloramos en este valle de lágrimas.

3.- Preces.
Oremos juntos al Señor Jesús que ha determinado concedernos todas sus gracias por intercesión de María, Madre de la gracia:
– Por todos los esposos cristianos para que se mantengan fieles a su alianza matrimonial, roguemos al Señor.
– Por todos los trabajadores para que fijándose en el ejemplo de la sagrada familia aprendan a santificar su trabajo, roguemos al Señor.
– Por todos los que se declaran devotos de la Virgen de la Cabeza, para que estén dispuestos a escuchar al Señor y hacer lo que Él les diga, roguemos al Señor.
– Por todos nosotros para que aprendamos con María a ayudar al necesitado y servir con fidelidad al evangelio de Cristo, roguemos al Señor.

4.- Oración final.
Padre santo, que quisiste concedernos el gran regalo de tu Hijo, hecho por nosotros pan de vida y bebida de salvación, ayúdanos por intercesión de la Virgen María a conseguir la gracia de ser siempre fieles a tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DÍA QUINTO.

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: MARÍA y JOSÉ BUSCAN AL NIÑO JESÚS.
«Pensando (sus padres) que estaba en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Al cabo de tres días lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles»… (Lc.2, 44 y ss.). María como buena y solícita madre, echa enseguida de menos a su querido hijo. No se queda insensible en su casita de Nazaret. Se pone en marcha inmediatamente. Todos los sacrificios los da por buenos con tal de que pueda volver a encontrar al Hijo de sus entrañas. Qué ejemplo tan admirable para muchas madres que se desentienden totalmente de sus hijos y no se preocupan lo más mínimo de su educación. ¿Te desvives tú así por tus hijos? ¿Te preocupas tú tanto de Jesús como María? ¿Sales de ti mismo para reconciliarte con Dios y su Iglesia? ¿Dónde encuentras a Dios? ¿En el trabajo? ¿En casa? ¿En la iglesia? ¿En el amor entregado y verdadero?

3.- Preces.
Oremos al Señor, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que quiere que todos los hombres se salven y que lleguen al conocimiento de la verdad:
– Por todos los alejados de Cristo y de su Iglesia, para que estimulados por el ejemplo de los cristianos, vuelvan a la casa paterna, roguemos al Señor.
– Por todas las madres del mundo, para que siguiendo el ejemplo de María, se consagren en cuerpo y alma a sus hijos y les den una educación humana y cristiana dignas, roguemos al Señor.
– Por todos los niños del mundo., para que poniendo los ojos en Jesús de Nazaret, crezcan sanos en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres, roguemos al Señor.
– Por los niños huérfanos, pobres y abandonados para que encuentren personas e instituciones que se dediquen desinteresadamente a ellos, roguemos al Señor.
– Por todos nosotros para que, si tenemos la desgracia de alejarnos por medio del pecado de Cristo y de su Iglesia, hagamos un esfuerzo para reconciliamos con Dios, roguemos al Señor.

4.- Oración final.
Padre misericordioso, que has querido constituir a tu Hijo hecho hombre en Camino, Verdad y Vida para todos los mortales, concédenos que nos ocupemos más y mejor de las cosas de tu Reino. Tú que vives y reinas en la unidad del Espíritu Santo con tu Hijo por los siglos de los siglos. Amén.

DÍA SEXTO.

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: JESÚS EN LA CRUZ.
«Jesús viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí (junto a la cruz), dijo a la madre: Muje1; he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa» (Juan, 19,25). «La unión de María con su hijo en la obra de la redención alcanza su culminación en el calvario, donde Cristo se ofreció a sí mismo y donde María estuvo junto a la cruz sufriendo profundamente con su unigénito y asociándose con ánimo materno a su sacrificio, adhiriéndose amorosamente a la inmolación de la Víctima por ella engendrada y ofreciéndose ella misma al Padre Eterno» (Marialis Cultus, 20).

3.- Preces.
Oremos juntos al Señor, unidos a María corredentora nuestra:
– Por todos los que han muerto víctimas de la violencia y del atroz terrorismo, roguemos al Señor.
– Por todos los que son perseguidos a causa de su fe y de su lucha a favor de la justicia, de la paz y de la fraternidad, para que no sucumban ante la prueba, roguemos al Señor.
– Por todas las personas enfermas e imposibilitadas para que asocien sus dolores y amarguras a las de Cristo paciente, roguemos al Señor.
– Por todos los que se sienten solos, tristes y abandonados, para que encuentren siempre un corazón humano que les ame y se sacrifique por ellos, roguemos al Señor.
– Por las madres que sufren a consecuencia de sus hijos entregados a la droga o víctimas del sida, para que sus padecimientos no resulten estériles, roguemos al Señor.
– Por todos los cristianos para que aprendan a acoger a María en sus corazones, en sus hogares y en sus templos, roguemos al Señor.

4.- Oración final.
Padre de la vida: Tú no quieres la muerte de tus hijos. Tú no gozas con la destrucción del pecador. Al contrario, eres paciente, compasivo y misericordioso como una madre santa. Concédenos por medio de tu Hijo y por intercesión de su madre con el título de Virgen de la Cabeza, la gracia de la perseverancia hasta el final y una buena muerte en tus brazos y en los de la Iglesia, nuestra madre. Por Jesucristo tu Hijo, triunfador de la muerte y que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

DIA SÉPTIMO.

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: PREPARACIÓN PARA RECIBIR DEL ESPIRITU SANTO.
María se prepara mediante la oración para recibir la fuerza, el bautismo de fuego del Espíritu Santo. Pero no está sola. Está con la Iglesia representada en los apóstoles. Espera el gran día del cumplimiento de las promesas, cuando se derrame efusivamente el Espíritu sobre toda carne. Pentecostés no es sólo un hecho histórico aislado. Es un misterio constante. A diario se descubre la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia. A diario nos damos cuenta de que María nos anima a caminar, a avanzar en la peregrinación de nuestra fe. La presencia de María es carismática y cordial. No está como líder sino como Madre que estimula y nos recuerda constantemente la gesta de Cristo y sus últimas palabras: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos»… Son muchos los creyentes que desde su fe y en la religiosidad popular han experimentado la acción de María: institutos religiosos, comunidades carismáticas, familias enteras. La presencia de María se descubre de modo especial en los grandes santuarios marianos: Lourdes, Fátima, el Pilar, Guadalupe, Covadonga, Montserrat, el Rocío, Nuestra Señora de la Cabeza, etc.

3.- Preces
Elevemos nuestras súplicas al Padre por mediación de Jesucristo, nacido de María siempre Virgen:
– Por los Obispos, Presbíteros y por todos los que se dedican de modo primordial a la nueva evangelización para que no se cansen nunca en esta tarea y presenten la Buena Nueva de un modo atrayente y siempre actual, roguemos al Señor.
– Por todos nuestros hermanos protestantes para que fijen su atención en María como la creyente totalmente evangelizada y evangelizadora roguemos al Señor.
– Por todos los que peregrinan hacia el santuario de la Cabeza y hacia otros santuarios buscando luz y solución a los problemas existenciales para que el Espíritu Santo les abra los ojos de la fe, dé alas a su esperanza y el fuego de amor divino a sus corazones, roguemos al Señor.
– Por todos nosotros para que con nuestras buenas obras abramos nuevos caminos para la evangelización, roguemos al Señor.

4.- Oración final.
Tu Espíritu, Padre, sigue descendiendo sobre tu Iglesia y sobre el mundo entero. Te damos gracias por este ininterrumpido prodigio y te pedimos que, siguiendo el ejemplo de Jesús y de María, lejos de apagar tu Espíritu nos abramos a él para crear una hermandad universal donde todos nos entendamos y nos amemos como Tú nos amas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DIA OCTAVO.

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: EL MAGNIFICAT DE MARÍA.
«Dijo María: Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo en Dios, mi Salvado1; porque ha mirado la humildad de su sierva; por eso todas las generaciones me llamarán dichosa»,… (LC. 1, 46 ss). «Las palabras usadas por María en el umbral de la casa de Isabel -escribe Juan Pablo 11- constituyen una inspirada profecía de su fe en la que la respuesta a la palabra de la revelación se expresa con la elevación espiritual y poética de todo su ser hacia Dios. En estas palabras (del Magníficat)… se vislumbra la experiencia de María, el éxtasis de su corazón. Resplandece en ellas un rayo del misterio de Dios, la gloria de su inefable santidad, el eterno amor que, como un don irrevocable, entra en la historia del hombre (María) es consciente de que en ella se realiza la promesa hecha a los padres, y, ante todo, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre» (R.M. 36).

3.- Preces
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que ensalzas a los humildes y abates a los soberbios, escucha las peticiones que te dirigimos desde nuestra pequeñez de pecadores:
– Por todas la mujeres del mundo para que respeten y mimen en todo momento la nueva vida que llevan en sus entrañas, roguemos al Señor.
– Por los pueblos oprimidos y explotados por los poderosos de este mundo, para que poniendo los ojos en la humilde doncella de Nazaret, trabajen por su progreso económico, cultural, social, religioso y moral, roguemos al Señor.
– Por todos los gobernantes del mundo para que unan sus esfuerzos en favorecer a los sectores más pobres y subdesarrollados, roguemos al Señor.
– Por todos nosotros para que, al estilo de María, tengamos una actitud continua de agradecimiento al Señor por todos los beneficios que a diario está derramando sobre nosotros, roguemos al Señor.
– Por el pueblo de Israel, el primero a quien Dios habló desde antiguo por lo profetas, para que el Señor acreciente en los judíos el amor de su Nombre y la fidelidad a la Alianza que selló con sus padres, roguemos al Señor.

4.- Oración final
Padre de todos los hombres, que has querido hermanarnos a todos en tu Hijo Jesucristo, nacido de una mujer, haz que los que nos preciamos de ser cristianos y devotos de la Virgen María bajo la invocación de Nuestra Señora de la Cabeza, nos comprometamos seriamente en la lucha por un mundo mejor, más justo, más humano y más cristiano. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

DIA NOVENO

1.- Oración para todos los días.

2.- Reflexión para este día: MARÍA BRILLA EN EL FIRMAMENTO DE LA IGLESIA.
«¿Quién es esa que se asoma como el alba, hermosa como la luna y límpida como el sol, terrible como escuadrón a banderas desplegadas?.. (Cantar de los Cantares, 6,9). Esa mujer bella como la luna, radiante como el sol es la Iglesia en su estado definitivo, es decir, es la Iglesia triunfante de sus enemigos: pecado, muerte, satanás. Es la Iglesia totalmente redimida, que descansa en el hogar del Padre y da gloria al Cordero inmaculado que ha derramado su sangre por nuestra redención. Y esa mujer es también María, totalmente redimida, inmaculada y santa, sin mancilla de pecado, llena de gracia, asunta en cuerpo y alma al cielo y constituida por su Hijo, en Reina y Madre de misericordia. Esta mujer, gloria de Jerusalén, alegría de Israel y orgullo de nuestra raza es la esperanza del género humano, según las palabras de Pablo VI: «A los hombres contemporáneos, frecuentemente atormentados por la angustia y la esperanza, rebajados por su pequeñez y sacudidos por aspiraciones innumerables, con el ánimo conturbado y divididos el corazón y la mente ante el enigma de la muerte, oprimidos por la soledad y deseando con ardor la comunicación con los demás, hondamente alterados por el fastidio y la náusea: a estos hombres, la Virgen, contemplada en su vicisitud evangélica y en la realidad ya conseguida en la ciudad de Dios, ofrece una visión serena y una palabra tranquilizadora: la victoria de la esperanza sobre la angustia, de la alegría y de la belleza sobre el tedio y la náusea, de las perspectivas eternas sobre las temporales, de la vida sobre la muerte» (MC, 57) María de Nazaret, que ha conocido como nosotros, el dolor, la soledad, la duda, la incomprensió la y que ahora está gozando en la casa del padre junto a su Hijo, «brilla ante la comunidad de los elegidos como modelo de virtudes» (LG. 65), es nuestra Abogada, Socorro y Auxilio. Por todas estas prerrogativas es nuestra esperanza. Es lo que decimos en la Salve: «Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; vida, dulzura, esperanza nuestra; Dios te Salve».

3.- Preces.
Elevemos nuestras oraciones al Padre que ha exaltado a la Madre y a su Hijo Jesucristo y la ha hecho Esposa del Espíritu Santo y repitamos: Reina y Madre de misericordia ruega por nosotros.
– Por los hombres que se angustian por temor a la muerte: Reina y Madre de misericordia ruega por nosotros.
– Por todos los desesperados, por los que no encuentran sentido a la vida, por los que dudan y vacilan en su fe: Reina y Madre de Misericordia ruega por nosotros.
– Por todos los cristianos para que, sin olvidar las obligaciones en este mundo, pongamos el corazón y nuestras esperanzas en la patria de la felicidad eterna: Reina y Madre de misericordia ruega por nosotros.
– Por todos nosotros para que la devoción que sentimos hacia nuestra Patrona la Virgen de la Cabeza, nos estimule a la práctica de las virtudes y al seguimiento de Cristo: Reina y Madre de misericordia ruega por nosotros.

4.- Oración final.
Virgen Santísima de la Cabeza, Reina y Señora de Sierra Morena, desde tu excelso trono de gloria vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Da fuerza a los débiles; virtud a los pecadores; consuelo a los afligidos; salud a los enfermos, alegría a los tristes y justicia a todos los pueblos de la tierra, para que, después del destierro de esta vida, podamos gozar de la presencia dichosa de tu Hijo, fruto bendito de tu vi entre. Ruega por nosotros santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo nuestro Señor, Amén.

Autor:
Jose Sanz