Ntra. Sra. de la Cabeza, o Stma. Virgen de la Cabeza
A lo largo de la historia la mayoría de los historiadores y escritores fundamenta la advocación «de la Cabeza» al hecho de que la Imagen apareciera en el cerro llamado «del Cabezo» o «de la Cabeza», siendo Ambrosio de Morales el primer autor que en 1575 menciona a la Stma. Virgen de la Cabeza con esta advocación.
El primer documento donde se hace referencia a este cerro data de principios del siglo XIII, en la cesión hecha por el Santo Rey Fernando III de una aceña y un huerto en la ribera del río Xándula, cerca del cerro de «la cabeça gorda». Salcedo Aguirre también describe, en 1614, el lugar de la aparición como una peña grande, que tenía forma de cabeza y que por ello le llamaban cerro de «la Cabeza». Otros historiadores como Salcedo Olid en 1667 se refieren al cerro, en este caso, con el nombre de «el Cabezo» y dar por seguro que era éste el origen de la advocación de la Sagrada Imagen. A este respecto más de uno se ha planteado que, en tal caso, los más congruente hubiera sido llamar a la Imagen como la Virgen del Cabezo.
Otros posibles orígenes, y a título de mera curiosidad, podemos citar el testimonio de D. Rafael Pérez de Vargas y del Río, que vista la Imagen sin vestir, decía que tenia la cabeza desproporcionada con el cuerpo, lo que en un momento dado pudiera ser el origen de su advocación. También hay quien se ha aventurado a afirmar que siendo tan popular y característico, la ubicación sobre las andas de dos sacerdotes con bordones que daban en la cabeza a quienes se agarraban a las mismas, no sería descabellado pensar que el nombre viniese de ser conocida la fiesta como la Romería de la Virgen donde da en la cabeza.
Santa María de la Cabeza
No debemos confundir la advocación de Stma. Virgen de la Cabeza o Ntra. Sra. de la Cabeza como Madre de Dios, con el nombre de la santa española, y que fue esposa de San Isidro Labrador, Santa María de la Cabeza (?-1175). María Toribia, su verdadero nombre, nació en Uceda y vivió en Torrelaguna hasta que conoció a san Isidro, que había huido a esta localidad tras ser conquistado Madrid por los almorávides, y se casó con él. Se cuenta que le gustaba ir a la Ermita de Santa María para hacer el aseo y orar y que cruzaba el río Jarama extendiendo su capa sobre las aguas. El matrimonio tuvo un hijo que un día se cayó a un pozo; ambos esposos rezaron hasta que milagrosamente las aguas subieron hasta el brocal devolviéndoles el niño sano y salvo.
Según algunos autores murió en 1175 (para Nicolás de la Cruz es 1180), siendo enterrada en la ermita que con tanto amor visitaba. Esta ermita fue atendida por los templarios hasta el 1311, después se hicieron cargo de ella los menores enclaustrados cuando la cabeza de María fue colocada sobre el altar mayor del oratorio. En el 1511 el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros renovó el relicario que guardaba la cabeza y posteriormente, Inocencio XII, aprobó su culto en el 1697. Finalmente sus reliquias fueron trasladadas a Madrid para unirlas a las de su esposo, San Isidro Labrador. Su festividad se celebra el 9 de septiembre.